«Vamos a contar la historia de Asturias a través de la comida»
El objetivo de Borja Alcázar, el chef que abrió hace casi 15 años el restaurante Abrelatas en Pola de Siero, period volver a su pueblo, a Sariego, y ahora está más cerca de conseguirlo. Construirá un cortijo asturiano en El Carabiegu que convertirá en un “restaurante etnográfico”, donde además de comida y espichas habrá conservas y vinos propios.
-Tienes un nuevo proyecto. Un proyecto con varias patas. ¿Cuál es?
-La thought es abrir un cortijo asturiano donde pondremos un restaurante etnográfico para contar Asturias a través de su gastronomía e investigar en sus tradiciones. Elaboraremos conservas, cocidas y no, trabajando con productores de la zona y además contaremos con una bodega donde elaborar nuestros propios vinos.
-¿En qué fase se encuentra el proyecto?
-A partir de. Acabamos de recibir todos los permisos. Aún queda mucho por pensar y desarrollar, pero poco a poco todo irá tomando forma.
-El vino fue lo primero, ¿no?
-Sí, el primer contacto profesional fue la plantación de un viñedo de verdejo negro en la parroquia de Santiago para elaborar vino Sariego después de varios siglos sin él. Posteriormente nuestra thought fue clonar una cepa que había en casa de mis abuelos paternos de una variedad que aún desconocemos y que la investigadora del CSIC Carmen Martínez nos está ayudando a descubrir, para plantar un viñedo con esa uva, que según algunos Las indicaciones pueden ser la variedad de mesa Aramón. La pandemia nos golpeó como a todo ser viviente, por lo que la viña no avanzó tan rápido como quisiéramos, pero seguimos manteniéndola y esperando que dé sus primeros frutos. También compraremos uvas para hacer nuestros propios ‘experimentos’.
-¿Qué pasó en la pandemia?
-Antes buscábamos lugares en Pola de Siero para mudarnos, pero la pandemia lo frenó todo y nos trajo nuevas concepts, como hacer nuestras propias conservas, porque las consideramos un punto de inflexión en la evolución de la alimentación humana. A partir de ahí descubrimos que lo que queríamos contar period la historia de Asturias a través de la comida. Y ese será el punto de partida del restaurante: Signaldá, ‘melancolía’ en asturiano.
-¿Cómo se hace un restaurante etnográfico?
-Está determinado por el contenido. Vamos a transmitir la historia de Asturias, de la que estamos orgullosos. Vamos a contar la historia de la necesidad, del arraigo, y aplaudir a las manos que durante cientos de años labraron la tierra, recogieron el maíz, alimentaron a las vacas o empuñaron una escopeta para defender el ganado o simplemente comer.
-¿Qué va a pasar con el abrelatas?
-Llevamos allí casi 15 años. Cuando empezamos, la tendencia period hacia bares informales, snacks y tapas; La gente estaba un poco cansada de los comedores grandes y elegantes en medio de la nada y quería algo más divertido y accesible. Después de visitar algunos restaurantes decidimos emprender nuestro propio camino desde muy pequeños: en 2009 comencé un camino con unos socios que duró sólo dos años, ya que en 2011 comenzamos nuestra aventura en solitario en Pola de Siero. Siempre estaré muy agradecido a la gente de Pola y pueblos de alrededor por la gran acogida que nos brindaron, fueron los verdaderos causantes del éxito y rentabilidad del negocio. Debido al cariño que le tenemos a este proyecto y a la marca, todavía no tenemos claro cuál será su futuro, ya que a pesar de ser una empresa económicamente viable ya no nos permite evolucionar. Creemos que es un proyecto que está casi en su totalidad desarrollado, y sólo podría seguir creciendo en una ciudad con más tránsito de público, y esto nos entristece tremendamente. De momento seguiremos desarrollando el mismo trabajo mientras construimos nuestro nuevo proyecto en Sariego, que tardará unos dos años en llegar. Estudiaremos algunas propuestas que nos lleguen para que la actividad pueda continuar y si no llegamos a ningún acuerdo, estos pueden ser los dos últimos años de vida de Abrelatas, que en mi opinión ha escrito una pequeña página de historia en asturiano. gastronomía.