para que nos ayuden a comer menos

Actualmente, uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad es la obesidad, que se ha convertido en una epidemia: se estima que 650 millones de personas la padecen en todo el mundo. Una de las principales razones es que consumimos mas calorias de los cuales necesitamos. Y buena parte de ellos provienen de alimentos poco saludables, a los que es difícil resistirse.

comer por comer

De hecho, cada vez más personas basan su alimentación en placer que produce, y no por necesidad fisiológica. Este fenómeno, conocido como hambruna o apetito hedónicoOcurre cuando el deleite que genera la comida supera la sensación de saciedad, provocando una gran estimulación del apetito –a veces compulsiva– que altera nuestras conductas alimentarias. Además, se sabe que los alimentos ricos en grasas y azúcares potencian este mecanismo.

El hambre se outline como el antojo o la necesidad urgente de comer. Sin embargo, la regulación del apetito y la conducta alimentaria es un proceso muy complejo donde interactúan dos tipos de factores: interno, controlado por señales hormonales y moleculares del intestino, el tejido adiposo o el eje cerebro-intestino; y externobasado principalmente en el aprendizaje producido por las señales generadas al ingerir alimentos.

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En este segundo caso intervienen elementos emocionales, culturales y sociales, así como la pura búsqueda de placer. sentimos un alegría subjetiva Al comer: disfrutamos de la presentación de un plato, de un aroma o de una textura. Incluso nos gustan los colores que vemos o los sonidos que produce su ingesta. Las percepciones sensoriales reforzarán ese placer, aumentando la probabilidad de repetir.

hambre a la vista

El sentido de la vista participa directamente en este mecanismo. Se sabe que mirar una comida o su fotografía basta con iniciar el proceso fisiológico de la alimentación: aumenta la salivación, activa la secreción de ácido gástrico, bilis y enzimas digestivas e incluso favorece la liberación a la sangre de hormonas como la insulina, la colecistoquinina o la grelina. Pero sobre todo desata las ganas de llevarse el manjar a la boca.

En definitiva, lo que percibimos a través de nuestros ojos, aunque sea sólo su representación, influye directamente en nuestra conducta alimentaria. De hecho, un metaanálisis reciente concluyó que la exposición a señales visuales de los alimentos ha los mismos efectos efectos que la comida actual o los estímulos olfativos.


En la misma línea, varios estudios han demostrado cómo la percepción de imágenes de los alimentos –incluyendo forma, colour, tamaño de porción y presentación– activa áreas cerebrales involucradas en la percepción del gusto y el procesamiento de la recompensa, afectando directamente regulación del apetito y la saciedad.

Date un atracón digital (solo)

Web, y sobre todo las redes sociales, ponen constantemente ante nuestros ojos imágenes de platos muy apetecibles y con un aspecto impecable. Y esto, sumado a la precise facilidad de acceso a los alimentos, podría ser agravando los problemas de obesidad al que nos enfrentamos.

Pero este bombardeo también podría convertirse un aliado para controlar la conducta alimentaria, como han demostrado Tjark Andersen y sus colaboradores. Algunos autores incluso han sugerido de forma preliminar que el consumo de alimentos cuadros aumenta la saciedad. ¿Cómo es esto posible?

Piensa en un alimento que realmente te apetezca, busca fotos del mismo en Web y, mientras las miras, imagina que lo estás comiendo.. Esto engañará al cerebro para que estimule las mismas áreas que se activarían, por ejemplo, con una barra de chocolate actual.

Éstas son las conclusiones de un estudio reciente, según el cual ver imágenes repetidas (unas treinta veces) e imaginar un alimento aumenta la saciedad y cut back el deseo de ser consumido en comparación con la experiencia de los participantes que vieron la foto sólo tres veces. Experimentos anteriores apuntaban en la misma dirección.

En definitiva, y a la espera de que nuevos estudios lo confirmen, podríamos encontrarnos ante una nueva estrategia dietética con un impacto positivo a largo plazo en el management del peso y las conductas alimentarias. Entonces, la expresión “comer con los ojos” dejaría de ser una easy metáfora.

* Sofía Pérez Calahorra es doctora en Ciencias de la Salud. Profesora Titulada en Enfermería. Investigador postdoctoral en IIS Aragón y Universidad de Zaragoza.

* Carmen Rodrigo Carbó es investigadora predoctoral en el grupo de dislipidemia primaria de la Universidad de Zaragoza.

* Itziar Lamiquiz Moneo es profesora colaboradora de Neuroanatomía e investigadora de la unidad de lípidos de la Universidad Miguel Servet de la Universidad de Zaragoza.

* Rocío Mateo Gallego Profesora del Grado en Nutrición H. y Dietética (Dpto. de Enfermería y Fisiatría), Universidad de Zaragoza.

** Este artículo se publicó por primera vez en The Dialog.

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