Cierra los ojos e imagina a alguien diciendo las siguientes palabras: kombucha, kéfir, kimchi…
¡Claro! Usted, querido lector, no sabe lo que significan pero puede adivinar que acaba de sentarse a comer en un restaurante de Chacarita, Villa Crespo o Colegiales (tres barrios porteños que insisten en demostrar que los límites geográficos y culturales de Palermo son más elásticos que los ingresos monotributistas).
Los nombres antes mencionados, que podemos leer en las cartas de bares y restaurantes, no son invenciones nuestras sino que nos llegan de culturas lejanas, ancestrales… y muy sabias.
Éstos, entre otros, son los “fermentado” que han venido para quedarse en nuestras costumbres a la hora de comer y beber, cuidando nuestra salud.
¿Y qué son los fermentados?
Ahora, agárrate fuerte (no te digo que te aprietes el cinturón porque presiento que llevas décadas haciéndolo…).
son alimentos podrido.
Podrido por cierto.
Podrido a propósito con métodos muy controlados.
¿Para evitar problemas de salud?
No por mejorar nuestra vida. Sí. Ella leyó bien.
¿No será que el ser humano había inventado métodos como secar, curar e incluso tuvo que inventar el fuego para evitar que sus alimentos se estropearan? polvo?
¿Es mentira todo lo que los occidentales del siglo XXI hemos aprendido hasta ahora?
No. Pero tampoco es toda la verdad.
Para aumentar la sensación esquizofrénica, En Carolina Luche (caminante en el mundo culinario desde hace años y dueño de un espacio imperdible donde solo se encuentran los mejores libros gastronómicos del mundo) me trajo dos excelentes libros que nos abren la mente en varios sentidos.
Deja los prejuicios afuera y continúa leyendo… Sé lo que te digo.
Tomás Linch es un periodista joven y experimentado y un tipo muy curioso a la hora de buscar, investigar y probar a fondo.
En el lenguaje contemporáneo, Linch se llama a sí mismo un “nerd”.
Un día le dieron a probar algo que se veía bastante feo llamado kimchi.
Como la persona que le insistía period de confianza, cerró los ojos y se atiborró.
Mientras su lengua explotaba (literalmente) por la picazón, su cabeza explotaba (metafóricamente) con preguntas sobre todo lo que había aprendido en la vida.
¿Transformar los alimentos para que salgan a la superficie? bacterias? ¿No eran las bacterias el cuco?
¿Mantener alimentos o bebidas fuera del frigorífico a propósito para que adquieran coloration, textura y olor que hasta ahora entendíamos como “feos”?
¿Será todo esto obra secreta de algún ser maligno que quiere dominar la tierra? podrido ¿nuestra comida?
Entonces es cuando se desmiente un mito: el 70 por ciento de todo lo que comemos y bebemos tiene algún tipo de fermentación. La harina se fermenta con levadura viva para hacer pan. El vino se fermenta cuando el azúcar se convierte en alcohol, se fermentan las cervezas, los quesos, los embutidos, los vinagres…
¿No me cree? ¿Alguna vez te has preguntado qué es Chucrut? Repollo fermentado, ni más ni menos.
Como todo periodista gastronómico tradicional, Tomás estaba acostumbrado a degustar mandarinas, profiteroles y arroces. Ahora se había topado con algo totalmente desconocido. Comenzó a estudiar y probar alterando (con guías y consejos) alimentos en su casa.
Esa experiencia se convirtió en el libro. Fermentado lo cual funciona de maravilla para aquellos que no tenemos (nosotros) no tenemos thought sobre ese mundo.
Hay cinco razones básicas que justifican la fermentación de alimentos.
1. Sabor. El proceso altera la textura y el sabor de los alimentos crudos. La acidez que aporta equilibra el dulzor o amargor de las verduras.
2. Predigestión. Las bacterias lácticas generadas hacen que los productos lácteos, cereales y verduras sean más fácilmente digeribles.
3. Nutrición. Aquí los detalles son más técnicos pero, entre otras cosas, la fermentación ayuda a reducir la presencia de pesticidas en las verduras hasta en un 80 por ciento.
4. Conservación. Es una forma antigua, fácil, barata y sostenible de conservar los alimentos. Sólo se necesita agua y sal (ni siquiera electricidad).
5. Probióticos. Esta explicación es más larga y, al fin y al cabo, sólo soy un periodista. No me preguntes tanto. Pero si eres sólo uno de esos ávidos lectores de mayor profundidad…te recomiendo que busques Fermentado.
Lo que te puedo decir es que los probióticos que nuestro cuerpo absorbe a través de los alimentos fermentados son un fenómeno para nosotros.
Con un lenguaje sencillo y entretenido, Thomas Lynch Transmite conocimientos científicos que se complementan con las bellas ilustraciones de su hija Catalina Linch.
Entonces, Fermentado enseña de forma sencilla cómo hacer un buen vinagreuna kombucha, kéfir y un sinfín de verduras enlatadas para tener siempre a mano.
Cambiar nuestra cabeza y nuestro cuerpo para que podamos sentirnos mejor.
Y todo eso, comida podrida.
Entonces, lector estupefacto… si llegaste hasta aquí y tienes unas salchichas en tu casa y te salió un ataque de germanismo (bah, Thomas Lynch te deja) esta receta: lava un kilo de col (blanca o roja), córtala en juliana, reservando un par de hojas, ponla en un bol con 20 gramos de sal. Masajéalo durante unos 20 minutos hasta que haya generado suficiente líquido. Pon todo en un tarro de cristal, aplástalo y coloca encima las hojas de col reservadas. Dejar fermentar a temperatura ambiente y sin luz directa. Después de una semana, podrás disfrutar de tu primera chucrut casero.
Podría ser una película en la que Julia Roberts, después de haberse encontrado de viaje por la India, regrese con ganas de hincar el diente a unos buenos salamines (si viaja de camino por Tandil) o una gravlax de salmón (si el avión hizo escala en Palermo)…
Pero no.
Son las tres formas más tradicionales utilizadas en las culturas occidentales para conservar y aromatizar todo tipo de carnes.
El muy buen libro escrito en Londres por Turan T.Turan y publicado por Lexus.
turán Tiene el mismo nombre que apellido y se dedicó durante muchos años a ahumar y curar carnesdar clases al respecto, ser juez en concursos especializados y, aunque parezca una broma… apagar incendios como voluntario.
Ya me imagino preguntándote, amable lector… ¿cuál es el límite de un fumador?
¡Ser bombero! Curandero.
Por favor, sea serio y concéntrese en la nota…
En este libro, turán Nos hace repasar conceptos básicos pero necesarios.
Él curado Es la conservación de alimentos utilizando sal o salmuera (una solución de agua y sal). Es muy antiguo y el primero utilizado por el hombre para que no se pudriera la carne de los animales que cazaba. Nuestro charqui (o charque) es uno de los muchos ejemplos.
Él el secado Se trata simplemente de la eliminación del exceso de humedad que trae toda carne y es necesaria si se quiere acometer el último paso que es el ahumado, que puede ser frío o caliente.
El libro explica cada proceso de forma muy clara y bien ilustrada y enseña recetas básicas que en muchos hogares se elaboran de forma espontánea o porque lo aprendimos de nuestros antepasados.
Desde cómo hacer un pastrami casero para elaborar todo tipo de embutidos en casa con pocos elementos. Algunas específicas pero ninguna tan sofisticada como para desanimar a quien quiera iniciar este camino.
Las recetas más tentadoras para cada una de las técnicas que nos ofrece el autor son las Jamón estilo Virginia (una cura seca related a los jamones alemanes de Westfalia), pechuga de pato ahumada en caliente, arenque en salmuera y el tocino ahumados en frío, entre otros.
el guide de turán También te explica cómo hacer un ahumador casero para empezar a jugar en casa.
Ahumado, curado y secado Es una guía muy completa con las reglas, consejos y técnicas para tratar la carne de vacuno, pescado y aves, añadiendo un toque further a sus texturas y sabores originales.